C’est fini…

por | Ene 12, 2023 | Inspiración, Rutas, Viajes | 0 Comentarios

Empecé en el transporte marítimo hace más de 25 años, recién licenciada y con la ilusión de una nueva vida fuera Denia y cerca de la persona de la que estaba enamorada. Me contrataron para atender al teléfono y a los mensajeros. Los únicos requisitos eran que tuviera una titulación universitaria y buen nivel de inglés. Era un contrato temporal para cubrir una baja por maternidad y mi jefe se encargó de dejarme muy claro que serían sólo cuatro meses. Pero en esta vida, las cosas no suelen suceder como esperas, así que después de aquella baja vino otra y después de la siguiente, el anhelado contrato indefinido, ése que estuvo en vigor hasta el 30 de junio de 2022.

Pasaron nueve años en los que hice de todo, hasta que a la pregunta de “¿qué prefieres, ser cabeza de ratón o cola de león?”, respondí que lo que realmente quería era ser cabeza de león, y creo que les convenció la respuesta, porque me dieron mi primer puesto como manager para llevar un equipo de tres personas. 

Fue entonces cuando descubrí que la parte que más me gustaba de mi trabajo era gestionar seres humanos, por eso cuando hace once años me ofrecieron mudarme a Barcelona para dirigir un equipo de más de sesenta personas, acepté la posición ilusionada y feliz, sabiendo que de ella dependía mi desarrollo profesional y mi futuro en la empresa.

Durante los últimos diez años, pasamos tres fusiones, cinco centralizaciones, varias externalizaciones, una pandemia y una nueva estructura comercial. Cuatro jefes distintos, más de ochenta personas a mi cargo y muchos, muchísimos KPI (algunos de ellos imposibles de cumplir…), pero lo mejor de todo es que tuve la posibilidad de viajar, de evolucionar, de crecer y sobre todo, de conocer a muchas personas, algunas de las cuales cambiaron el curso de mi vida.

Ahora mismo, no sé qué me deparará el futuro, pero lo que sí sé es que este ya no era mi lugar, que tomé decisión correcta y que la ilusión de un nuevo comienzo pudo más que el miedo a un futuro incierto.

Si os preguntáis dónde quedaron los malos momentos (que también los hubo), ya os digo que de esos no voy a hablar, no es mi estilo. Terminé esta etapa de mi vida feliz, con la tranquilidad de haber hecho las cosas lo mejor que podía y sabía, y sin intención hacer daño a nadie. Tengo la conciencia tranquila y el corazón contento y eso es lo único importante.

Y para que quede constancia escrita, ahí van algunos mis agradecimientos especiales:

A mi equipo: GRACIAS por enseñarme y aguantarme. No olvidéis nunca que cuando peor se pusieron las cosas, fue el sentido del humor lo que nos salvó.

A mis compañeros/as: GRACIAS por lo vivido y lo compartido. Fue un placer trabajar con todos vosotros.

A Albert: GRACIAS por tantas y tantas risas, por quitarle siempre hierro a mi drama y por ser, junto con Carol, mi familia en Barcelona.

A Manu: GRACIAS por comprender y apoyar siempre mis decisiones.

Al Universo: GRACIAS por escucharme.

Y a la Vida, de nuevo, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

El futuro empezó el 1 de julio.

Feliz vida.

María

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